LA GEOMETRÍA SAGRADA
¿Qué es lo que nos hace a los seres humanos especiales?, es una pregunta que ha intrigado a los más grandes sabios desde los albores de la historia, y que tiene una infinidad de respuestas dependiendo de a quien le preguntes, y aunque la lista de características genotípicas y fenotípicas que nos diferencian de nuestros compañeros de plano es considerable, personalmente me son más fascinantes las capacidades cognitivas (aunque resulten también de cambios en las otras dos variables anteriormente mencionadas) las que han moldeado lo que somos y en lo que nos convertiremos.
Aunque varias dimensiones del pensamiento han sido analizadas en otras planchas, tales como la capacidad de transcendencia, la dimensión espiritual y las capacidades lógicas innatas en el hombre, la presente plancha se va a centrar en la capacidad de reconocimiento de patrones y secuencias, en lo que según algunos científicos, somos los mejores.
Esta capacidad evolutiva nos dio una clara ventaja en momentos donde nuestro entorno era mucho más agresivo, puesto que nos ayudaba tanto de manera pasiva (detectar depredadores y posibles amenazas) como de manera activa (detectar presas y predecir su comportamiento para poder atraparlas), se dice que esta capacidad nos ayudó incluso a poder crear cada vez planes más complejos y a hallar patrones no solo para nuestro consumo, sino también en nuestro entorno, nos ayudó a responder preguntas sobre el universo mismo, ya que ¿Qué es la ciencia sino el entender y encontrar las causalidades de diversos patrones y fenómenos? (por ejemplo: patrones en las estrellas nos anuncian cambios de estaciones, diversos ciclos naturales no son sino patrones predecibles como el ciclo del agua, o la mitosis celular, la distribución de las ramas de los árboles, caparazones y algunas flores son a menudo predichas siguiendo la secuencia de Fibonacci).

Esta realidad que nos rodea a inspirado a incontables sabios a preguntarse si estos patrones explican solamente fenómenos superfluos o, si por el contrario pueden explicar la causa primigenia de todas las cosas, y fue precisamente este pensamiento el que incitó a los antiguos Egipcios a innovar en distintas disciplinas científicas, a Pitágoras a abrir su escuela y a cientos de grandes hombres qué, como Paul Dirac (premio nobel en física), han expresado que “Dios es un matemático de muy alto nivel y utilizó matemáticas avanzadas para construir el universo”.
Y aunque un puñado de personas con los ojos cerrados puedan denunciar estos casos como simple apofenia esto no debería limitarnos o avergonzarnos, puesto que no sería la primera vez que una hipótesis alocada termina siendo cierta, por ejemplo, la teoría de los átomos de Demócrito, el vasto universo de Giordano Bruno y la estructura química del Benceno, todas teorías adelantadas a su tiempo que carecían de instrumentos para su comprobación, y que nos pone a pensar en las limitaciones de las que somos conscientes solamente en retrospectiva, por ejemplo, hace 200 años los científicos podrían pensar que estaban en la cúspide del conocimiento puesto que a a partir de la mecánica Newtoniana se creía que el universo funcionaba como un reloj Suizo, y que el método científico era perfecto e infalible, pero no es sino hasta el día de hoy con físicos recientes y los experimentos del gran CERN en Suiza los que han borrado esta seguridad, puesto que ahora los modelos son más abstractos, impredecibles, hablando de probabilidades en vez de certezas, eliminando la posibilidad de que una hipótesis pueda ser descartada por el simple hecho de carecer de pruebas que lo respalden, sino que aceptan la carencia de herramientas actuales para su comprobación (ejemplo: la teoría de los agujeros negros de Einstein no fue probada sino hasta este año).
Este panorama en vez de ser desolador para los ocultistas, ha reafirmado algunos fenómenos que sin saber cómo funcionaban, ya eran utilizados y descritos en antiguos textos que siguen siendo valiosos hasta el día de hoy.
Es por esto que la geometría sagrada es una radiografía del universo que busca desentrañar los principios básicos de la creación en su manera más pura, en términos más entendibles para nuestros sentidos limitados, para ello, el estudio de los primeros 3 números, los cuales se pueden estudiar desde la perspectiva de la geometría en sus principios más básicos.

Al contrario de la aritmética, en la geometría sagrada el número uno es el más complejo de todos debido a que es inmedible, ¿Cómo sabemos el tamaño de un punto o su área o su lugar en el espacio si no tenemos nada con que compararlo?, aparte de esto según las matemáticas Euclidianas a través de un punto pueden trazarse infinitas líneas y siguiendo los principios herméticos podríamos traslaparlo y compararlo con el principio de todas las cosas, al igual que el número 1 esta fuerza es el principio de todas las cosas, al igual que un punto es inmedible, incomparable y todas las fuerzas universales convergen hacia ella, así mismo es la fuerza superior que inició todas las cosas, la causa prima, es un concepto tan etéreo que solamente podemos llegar a vislumbrarlo usando otros conceptos más básicos.
El número dos, en la geometría sagrada representa una línea la cual se convierte en algo mucho más físico, más medible y palpable a los ojos de los matemáticos y en la naturaleza, la línea significa la interconexión entre dos puntos que aunque son distintos están unidos y representan dos extremos de la misma cosa, en el esoterismo esto representa la dualidad, y también el principio de polaridad puesto que la unión de estos dos puntos puede seguirse de manera gradual y sin notarlo podemos llegar al otro extremo para descubrir que en esencia, es lo mismo. Esta dualidad está representada en nuestro taller con las dos columnas y mosaico blanco y negro que rodea el ara.
El número tres es representado en la geometría sagrada como un triángulo, es la unión de tres puntos y es considerada como una de las figuras más estables, puesto que las cargas de su punta se distribuyen perfectamente entre su amplia base, haciéndola muy resistente y ampliamente usada en la arquitectura, esta estabilidad también se encuentra en distintas dimensiones humanas, tales como en la exposición de ideas, ya que la mayoría de teorías universales suelen iniciar con una tesis, una antítesis y finalmente una síntesis. Así mismo vemos tríadas en la religión, desde la mitología griega con los tres hermanos: Zeus, Hades y Poseidón, en el catolicismo con el padre el hijo y el espíritu santo, en el taoísmo con el ying, el yang y el tao en el hinduismo con Brahma, Vishnu y Krishna, y podríamos seguir, esta trinidad se ve también en nuestro taller con las luces mayores, las luces menores y los tres grados de la masonería.
En conclusión, la geometría sagrada es un avanzado estudio que trata de explicarnos los cimientos del universo, usando principios que aunque inmedibles los podemos ver en todo lo que nos rodea, y sus estudios son un eje fundamental de la masonería, ya que el conocimiento universal se busca para que sea una puerta al conocimiento de nosotros mismos, que el entender nuestro rol en el universo nos convierta en el tipo de seres humanos que se necesita para recorrer el camino que se nos ha trazado y que seamos herramientas que construyan y sumen, en nuestro trabajo, en nuestro hogar y nuestra sociedad para finalmente llegar a ser dignos para sumar a la sociedad y a nuestra raza en general.
Son las palabras de un Q.·. H.·. de nuestra Log.·..